Carta de fray Giocondo a Lorenzo de Médici
A propósito de la gran labor de mecenazgo y protección del patrimonio histórico de la Antigüedad que llevó a cabo nuestro ilustre Lorenzo el Magnífico, quiero compartir con vosotros y vosotras una breve reseña de una carta que escribió fray Giocondo, gran arquitecto y humanista, así como editor de Vitrubio y de Plinio el Joven, a Lorenzo, durante sus años de gobernador de la república de Florencia.
En dicha carta, fray Giocondo se lamenta del deplorable estado en el que se encuentran numerosos vestigios históricos de la antigua ciudad de Roma. En primer lugar, muestra una gran pena por no poder rescatar lo que los antiguos romanos escribieron en sus epígrafes, ya que muchos se encuentran fuera de su lugar de origen, han pasado a formar parte de otras construcciones mucho menos valiosas o, peor aún, han terminado sus años de vida en un horno de cal. También lanza una dura crítica a los profanadores que se atreven a destruir lo que un día embelleció a una gran ciudad histórica como es Roma.
Pero no sólo habla de epígrafes, sino de otras muchas construcciones, tales como circos, teatros, anfiteatros, templos, columnas, arcos, baños, plazas y un sin fin de obras más. Ya en un arrebato de pena, se atreve a desear que destruyan lo que quieran, pero que por lo menos dejen sobrevivir los finos y elegantes epígrafes, así como las estatuas que un día les transmitieron sus antepasados.
Como reacción a toda esta decadencia, fray Giocondo se anima a ir en busca de restos antiguos para que no se produzca su pérdida, como, por ejemplo, una basta recolección de epígrafes que entregará a Lorenzo de Médici, tan amante de lo antiguo, para que bajo su protección estas obras permanezcan para la posteridad.
Esta carta, en definitiva, es una muestra más del trabajo que llevó a cabo Lorenzo el Magnífico para salvaguardar las obras de la Antigüedad, bien conocido este por todos los intelectuales y humanistas de la época. Además, del texto también se denota una gran sensibilidad del gobernante hacia este tema, ya que fray Giocondo escribe que no quiere contar en ese momento todas las cosas que vio en Roma para que a Lorenzo no se le salten las lágrimas.
Bibliografía:
·Garin, E. (1986): "El resurgimiento del mundo antiguo", El renacimiento italiano, Barcelona, 35-50.
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