El Museo Arqueológico de Murcia y las TIC

En los últimos tiempos, la imagen de un museo como un lugar aburrido y abarrotado de objetos y utensilios antiguos se ha ido quedando atrás gracias a una serie de innovaciones en distintos campos, tales como el didáctico, el de la difusión y divulgación y el de la accesibilidad, sobre todo para discapacitados, las cuales van estrechamente de la mano de las Técnicas de la Información y la Comunicación (TIC), lo que permite acercar la Historia y el Patrimonio Arqueológico aún más al gran público, acrecentando su interés y no dejando atrás a nadie, independientemente de sus condiciones físicas. Y esto es exactamente lo que, desde hace 12 años, viene poniendo en práctica el Museo Arqueológico de Murcia (MAM), intentando adaptarse al público y su lenguaje para extender el conocimiento a todas las personas que visiten el museo y no sólo a expertos y especialistas.

A medida que la sociedad fue evolucionando, un mayor grupo de población se disponía a visitar un museo arqueológico, desde excursiones de niños organizadas por los colegios a visitas varias de turistas y ancianos. Este nuevo tipo de público demandaba, aparte de un objeto de cientos de años y su nombre técnico, medios para poder entender su significado y utilidad. De esta manera, los museos fueron evolucionando acorde con la sociedad que los visitaba: primeramente predominaron las cartelas cargadas de texto; luego, las ilustraciones y fotografías; para pasar a los vídeos y, por último, llegar a la fase de las reconstrucciones virtuales en 3D y la infografía. Aunque bien es verdad que en la actualidad estamos un paso más adelante, en la fase de la interactividad.

Por medio de las nuevas tecnologías, el Museo Arqueológico de Murcia ofrece, además de un cartel con la información básica de la pieza, la posibilidad de acceder a más información (personalizada para los distintos tipos de público) por medio de los dispositivos móviles que normalmente porta a todas horas hoy en día una persona, de manera que se puede acceder a la ficha de una pieza para conocer toda la información que se quiera (lecturas, vídeos, imágenes, etc.) sin necesidad de empapelar la sala, algo que puede resultar agobiante para los visitantes.

Todo comenzó con el uso de las etiquetas QR, las cuales, a pesar de las ventajas que ya he explicado, también presentaban varios inconvenientes. En primer lugar, el museo cayó en la cuenta de que sólo dejaban acceder a informaciones concretas y muy limitadas, pero no era ese el único problema, ya que las propias etiquetas tenían problemas de tamaño (había que ponerse muy cerca para enfocar), además de que algunas exposiciones del museo son oscuras y los móviles no leían correctamente las etiquetas.

Tras esto, al museo le fue presentado un nuevo tipo de etiqueta hecha para invidentes, la cual ya no hay que enfocarla justamente con la cámara, sino que el móvil detecta la etiqueta desde la lejanía (lo que evita las aglomeraciones de gente en torno a una sola cartela) y esta comunica hacia dónde ir, además de informar sobre las salas y piezas del museo. Otra ventaja es que el audio es traducido al idioma del móvil de cada visitante, lo que es muy útil para los extranjeros y los turistas de otros países, a la vez que se evita poner una cartela traducida en varios idiomas, algo que también presentaba una acumulación importante de texto.

[Fotografía de Adrián Alcázar Torres]. (Murcia. 2019).

Esto es un gran avance y a la vez muy cómodo, ya que sólo hay que descargar desde el celular una aplicación llamada "NaviLens GO" mediante la conexión Wi-Fi que ofrece el propio museo, de manera que los visitantes se libran del alquiler de audioguías y otros aparatos para disfrutar de un servicio totalmente cómodo y gratuito. Debe apuntarse que, aunque en un principio estas etiquetas fueron diseñadas para invidentes, todo el mundo puede utilizarlas y servirse de sus ventajas, ya que al introducirlas en el museo se les dio ese fin. Además, pudieron pulirse todas esas carencias que presentaban las primeras etiquetas de las que he hablado, posibilitando, por ejemplo, añadir más información (la cual el museo puede corregir desde un programa interno) y recursos gráficos en cada pieza y sala del museo, tales como imágenes ampliadas y desde varias perspectivas para ver detalles que no son perceptibles a simple vista, vídeos del propio museo o de otros sitios de Internet mediante enlaces, reconstrucciones virtuales en 3D, etc.

[Fotografía de Adrián Alcázar Torres]. (Murcia. 2019).

[Fotografía de Adrián Alcázar Torres]. (Murcia. 2019).

Aparte de todo esto, el MAM cuenta con otras TIC, como, por ejemplo, una maqueta de la Cartagena romana acompañada de un vídeo que recrea la propia ciudad y la vida de las gentes en ella, mostrando sus costumbres, labores, vestimentas, objetos que utilizaban, etc.

[Fotografía de Adrián Alcázar Torres]. (Murcia. 2019).

En resumen, se trata de un acercamiento de la Historia y el Patrimonio Arqueológico al público general gracias a las TIC, mediante un uso del lenguaje acorde con las demandas de la sociedad del siglo XXI. Es importante que los museos se mantengan a la vanguardia de estos avances con tal de no volver a crear una barrera entre estos y las personas.

Si me preguntan qué mejoras implementaría al sistema que acabo de explicar, se me antojaría difícil la respuesta dado el alto nivel de calidad del que el Museo Arqueológico de Murcia hace gala en relación con la aplicación de las TIC a la Historia y al Patrimonio, pero allá voy: creo que sería interesante incorporar pantallas táctiles donde se pudiera interactuar con objetos y personas del pasado (a través de animaciones) para recrear la fabricación de una pieza o una conversación con un hombre o mujer de épocas pasadas, de forma que los más jóvenes y los no tan jóvenes pudieran aprender de manera interactiva y divertida aspectos históricos (por ejemplo, de la boca de un romano o una romana habitante de Carthago Nova) a los que no siempre tienen la oportunidad de llegar en su día a día.

En el caso de que yo fuera responsable de montar una exposición sobre mi personaje, en este caso Lorenzo de Médici, dispondría de un recorrido estructurado en salas en cada una de las cuales, en el lado derecho habría una pantalla que ocuparía toda la pared para poner recreaciones en vídeo e imágenes reales del personaje, y el lado izquierdo sería el lugar donde estarían las vitrinas con objetos que pertenecieran al personaje, a su familia o a su tiempo. Un audio, a modo de narrador, sería el encargado de explicar al público qué ve en la pantalla, así como de relacionar esto con los objetos del lado izquierdo, de manera que los visitantes, con sólo girar la cabeza, puedan seguir las explicaciones del narrador. Así pues, asistiríamos a un recorrido diacrónico en el que se explicarían todas las etapas de la vida y obra del personaje, con audio, imágenes, vídeos y objetos reales. En la última sala se podría aplicar todo lo aprendido sobre el personaje y su época con juegos interactivos para todos los públicos. Huelga decir que la exposición estaría totalmente adaptada para personas con discapacidad física o movilidad reducida.
       

  

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